Risto Mejide guardó sus colmillos por un día y puso su 'Chester' al servicio de Jordi Cruz, al que según el publicista "costó mucho traer" por la diferencia de cadenas. Pero TVE permitió a su estrella acudir a Mediaset, quizás conscientes del traje de saliva que iba a recibir su cocinero estrella.
Recuerden que Cruz fue objeto de multitud de críticas por unas declaraciones suyas a El Confidencial tras la publicación de un soberbio reportaje en el que se denunciaban las nefastas condiciones en las que ejercen sus prácticas los becarios de los cocineros estrella.
Pero Mejide no estaba para interrogarle, sino para limpiar la imagen de una estrella que se vio salpicada por unas desafortunadas declaraciones, que se agravaron con una denuncia ante la Inspección de Trabajo, con una información que desvelaba que Cruz se había comprado un palacete de 3 millones de euros tras haber sido acusado de aprovecharse del trabajo ajeno, y con una amenaza de boicot a MasterChef.
Risto, que no está dispuesto a ceder su personaje, le dio a su cuate algunos inofensivos coscorrones: según el presentador Cruz tiene "demasiado ego", tal y como demuestra en Instagram,. Habló la sartén, que se pasa buscando su nombre en Google 23 de las 24 horas que tiene el día, al cazo.
Pero el ex miembro del jurado de 'Operación Triunfo' no quiso invitar a un técnico laboral para que le explicase a Cruz la diferencia entre un becario y un señor explotado, ya que Risto tan solo pretendía seguir limpiando la imagen de Cruz: vídeo de su hermano, presencia de su hermana, confesión de Jordi de su "incapacidad para expresar sus sentimientos" heredada de su padre, y visita de un pobre concursante al que la estrella Michelín le rompió un plato ante su cara.
Esta persona olvidó la humillación y dijo que lo había conocido en su restaurante y que era maravilloso, hecho que parece sostener el propio Cruz, que afirma que en el palacete duermen sus becarios y que la cara amarga que muestra en 'MasterChef' es parte de su papel. Este lunes 'Sálvame' remató el gazpacho con una entrevista a Laura Lago a una becaria que hablaba maravillas de San Jordi Cruz, al que Mediaset y La Fábrica de la tele han canonizado con tanta obscenidad como poca credibilidad.
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