César Alierta quiere convertirse tras su prejubilación forzosa en el nuevo Polanco. Porque el ex presidente de Telefónica aparece en todas las intrigas mediáticas de la Villa y Corte por méritos propios.
Pallete se harta de su sombra
Álvarez-Pallete ha querido construir una nueva Telefónica sin la versión paternalista y patriótica de su antecesor. Es por ello que ha tirado por la borda a la vieja guardia de Don César (Ramiro Sánchez Lerín, Carlos López Blanco, Luis Miguel Gilpérez, Eduardo Caride y Luis Blasco, "amigo de la infancia").
Tras el doloroso relevo Alierta se conforma como Presidente de la Fundación Telefónica, jugoso jarrón chino sin labores ejecutivas. Y es que Pallete no lo traga, tal y como se evidenció cuando el nuevo capo de la teleco explicó en El País que la compañía estaba "para invertir y no para otras cosas". Este eufemismo escondía el rescate sorayesco a Prisa o el fichaje suizo de Urdangarín por "razones de Estado".
El ejército maño y derivados
El directivo se aburre y por eso conspira en favor de Francisco González del BBVA, por eso juega al famoseo con supuestas novias o por eso apadrinó el salto mediático de la familia Yarza de Zaragoza a Madrid. El imperio de El Heraldo de Aragón pujó sin suerte por Cinco días, compró La Información (ahora económico), e hizo lo propio con el 20 Minutos, periódico con el que exhibieron músculo al echar con millonaria indemnización a ese conocido lastre llamado Arsenio Escolar. Esta operación contó con el patrocinio de Ibercaja y con la presencia pública de Manolo Pizarro, encantado con el pastel.
Un pastel que Alierta se empeña en aumentar con sus juegos con Prisa: intentó comprar las acciones de Telefónica sin suerte porque el Santander, Pallete y Cebrián estaban mirándole por encima del hombro tras sus compadreos con Amber Capital. Y es que sabían que el maño quería convertirse en Polanco al dibujar fusiones con Unidad Editorial (que pasarían por la destrucción de un miembro del papel deportivo y otro del económico madrileño), o incluso con Vocento.
Pero el ex presidente de Telefónica no se conforma y tras oler la sangre por una operación monclovita de José Lara García (41.000 euros anuales en 2015) a espaldas de Creuheras (436.000) en Planeta (que acabó con relevo del ansioso heredero), se vio con el primero y no con Casals ("caído en desgracia" según El Confidencial), con la intención de crear un monstruo que naciese de la pujante Atresmedia y de la ruinosa Prisa.
Pero finalmente Alierta se tendrá que conformar muy a su pesar con ser un jubilado dorado (más de 50 millones de euros de indemnización, de los que ha perdido casi 20 por la depreciación bursátil de la teleco, de la que sigue siendo primer inversor a título individual). Y con la tutela de un digital y un gratuito: escuálido ejército mediático para un señor con tantas pretensiones y tanta palabrería como él.
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Pues que aproveche su tiempo libre para arreglarse los dientes, que da asco como tiene la boca.
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