Telemadrid estrenó ayer 'En boca de todos', nuevo espacio matinal que tal y como adelantó La Mosca Mediática está producido por Unicorn Content. El programa conducido por Alicia Senovilla arrancó con unos registros muy decepcionantes: 1,9% de share y tan solo 11.000 espectadores de media.
¿Elementos positivos? 'En boca de todos' mejora en un 56% la fidelidad de la franja respecto a los espacios que ocuparon su ubicación entre el 8 de enero y el 9 de febrero y el magazine arranca el programa con un 1,6% y lo deja en un 1,8%, por lo cual mejora en un 12,5% la herencia recibida.
¿Un programa sobre los madrileñ@s?
En declaraciones a El Televisero la presentadora señalaba que "sabemos donde estamos, a lo que nos enfrentamos y sólo queremos dar una alternativa a todos los madrileños, con un programa diferente donde los protagonistas siempre serán los madrileños y madrileñas". Pero el magazine en realidad no ejerce el servicio público prometido ya que es una mezcla de talk-show y corazón, géneros polémicos que por desgracia vuelven a la cadena autonómica.
En su segunda entrega 'En boca de todos' ha analizado de la mano de Irene López Assor ('Sálvame'), Marisa Martín Blázquez ('El programa de Ana Rosa') y Consuelo Font la supuesta relación de Paula Echevarría con Miguel Torres, la separación de David Summers y Marta Madurga y el estado de salud de Julián Muñoz. ¿Son éstos temas de especial interés para los madrileños? ¿Es ésta la alternativa prometida? Eso parece.
Y nos hacemos otra pregunta: ¿Es 'En boca de todos' el regreso de la prensa rosa a las autonómicas de un género tan nefasto como el de 'Tómbola'? En principio no, porque 'En boca de todos' organiza una tertulia del corazón sin estridencias en parte gracias a su presentadora, todoterreno que siempre ha cumplido con nota en los lugares en los que ha trabajado. Pero 'En boca de todos' prefiere ser un canto a la frivolidad en vez de ejercer su labor de servicio público o dar altavoz a los problemas sociales.
Una frivolidad de la que es responsable directo José Pablo López, que prometió renovar la manipulada Telemadrid para convertirla en una cadena de televisión moderna. ¿Modernidad? Doble ración de violento western cada tarde, telecrimen de medianoche, un nuevo programa rosa para el fin de semana con Sonia Ferrer y unos informativos en los que se pide que se agite la rojigualda o donde se elaboran unos deliciosos panegíricos sobre Felipe VI que evidencian que en algunas materias volvemos al aguirrismo.
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