Willy Toledo, el Caso Trumbo y nuestras televisiones










Suenan cada día más voces desde la izquierda contrarias a las televisiones supuestamente progresistas, que durante una década han mantenido una gran prestigio dentro de esta escudería. El sector audiovisual madrileño tiene derecho de colocarse al lado de Moncloa y en contra de la democracia en Catalunya, faltaría más, pero ayer al fin se escuchó el grito desesperado de Willy Toledo, imputado ante el silencio de la mayor parte de "los demócratas de toda la vida" por un delito del Siglo XVI (ofensas religiosas).

El artisteo al fin se ha solidarizado con un actor que lleva cinco años censurado por las grandes productoras de cine, a la cabeza los grandes grupos audiovisuales. Antes lo hizo nuestro director más taquillero, Santiago Segura, y ayer lo hizo nuestro actor más internacional, Javier Bardem: "Estoy aquí para apoyar el fondo de la cuestión. Quizá en la forma no estoy de acuerdo, cómo Willy pudo decir lo que dijo, pero sí en el fondo; lo que se está poniendo en tela de juicio, el hecho de condenar una expresión de una opinión".

Willy, que en cinco años solo se ha llevado un cameo a la boca (por exigencia de Fernando Trueba), explicó ayer en rueda de prensa junto a varios compañeros la persecución mediática y judicial que sufre: "Por supuesto, que sería capaz de ir a prisión por defender mis ideas, por desobedecer leyes injustas, por ser yo mismo. Si hay que ir a prisión, iré por supuesto. La cárcel no me asusta, lo que me asusta es mi silencio".

La prensa libre se calla como putas y legitima que volvamos a las listas negras de los tiempos de Dalton Trumbo (el mejor guionista de la historia de Hollywood que fue condenado al ostracismo por el delito de ser comunista, no se pierdan la película de Jay Roach). Ayer Toledo se explicó ante Ferreras: "Nos gobiernan auténticos criminales y siguen en el gobierno. Me limpio el culo con esa democracia. El padre del rey se ha llenado los bolsillos de robar en comisiones en Arabia Saudí. Y tú estás legitimando indirectamente todo este todo este fascismo encubierto diciendo que vivimos en una democracia".

Y no solo se quedó ahí, sino que se atrevió a más: "Fíjate qué democracia hay que esta cadena en la que tú tienes mucho poder, a mi me tiene prohibido trabajar desde hace cinco años. Telecinco, Atresmedia, como os llaméis... la mafia mediática de este país". Ferreras prometió invitarlo y olvidó recordar que el último grupo que le dio trabajo fue Atresmedia con 'La Reina de España', pero este hecho no evita la miseria moral generalizada contra el protagonista de 'El otro lado de la cama' o '7 vidas', linchado por pensar diferente y sepultado profesionalmente quizás por miedo a un boicot de la extrema derecha similar al que sufrieron producciones como 'El Guardián Invisible', nueva inquisición medieval o censura franquista que otorga todo el poder de la cultura a chusma antidemócrata cuyo único mérito cívico es lucir un trapucho rojigualdo.

Toledo ya advirtió hace años del peligro de que Moncloa se limitase a obligar a las televisiones a invertir en cine, situación que ha convertido al séptimo arte en basura costumbrista llena de comedias irrelevantes plagadas de actorzuchos cuyo mayor logro profesional es aparecer en una pestilente serie para adolescentes o acaparar portadas de revistas dedicadas a entretener a gentuza que pasa el día con Belén Esteban y Cristiano Ronaldo, en vez de hacerlo estudiando sus derechos.

Pero aquí todo vale: Ana Rosa Quintana tiene la indecencia de soltar que las agresiones de Canet son "a cuenta del independentismo", cuando en realidad un grupo de nazis encapuchados han apaleado a unos ciudadanos que querían solidarizarse con los presos políticos de Españazuela. La prensa en papel olvida que Nicolás Maduro ha ganado por cuatro millones de votos y se detiene en las protestas internacionales de parásitos que viven del violento colonialismo yankee. Albert Boadella suelta que los Teatros del Canal están politizados, olvidando que esa sujeta siniestra llamada Esperanza Aguirre lo tuvo ocho años a la sopa boba. Jiménez Losantos se enfada contra Moncloa porque han detenido a su amigo Eduardo Zaplana, que apesta a corrupción desde hace veinticinco años, que le patrocinó generosamente con dinero público unas jornadas en Benidorm, que fueron el origen del gurteliano Grupo Libertad Digital, y que oculta la imputación del número dos de Hacienda por ladrón. A Albert Rivera le traiciona el subconsciente y dice que la detención del ex ministro es "una mala noticia" mientras sale a la luz que a su tesorero le han bloqueado una cuenta bancaria por no pagar a la Seguridad Social. Y Javier Cárdenas le suelta a Inda que tiene "un par de huevos" porque nadie le dijo nada el día que OK Diario sacó el pestilente vídeo de las cremas de Cifuentes, cuando en realidad Podemos y muchos medios criticaron las actitudes cloaquiles y berlusconianas de este negro pájaro, que sin embargo y por suerte no sufre el boicot de Toledo. ¿Menudo chalé el de Iglesias, eh?

Rueda de prensa en San Carlos Borromeo:








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