Ciudadanos convocó una manifestación contra la violencia en Catalunya y dos de los escasos partidarios que se acercaron al acto agredieron a un cámara de Telemadrid con cuatro puñetazos. Los informativos televisivos estatales dan por buena la explicación de la formación naranja, "un infiltrado radical" (como ellos), y el papel silencia el incidente.
A la espera de que Inés Arrimadas convoque otra manifestación contra la agresión al cámara de Telemadrid, Albert Rivera se pone de perfil tras dedicarse a quitar lazos amarillos apenas siete días después de afirmar en Onda Cero que tenía cosas más importantes que hacer. En realidad no tiene más importante que hacer, porque la viabilidad electoral del partido del que vive desde hace doce años depende de inflamar las relaciones entre Madrid y Barcelona.
Los medios madrileños matizan: lo confundieron con un cámara de TV3 y pensaban que llevaba una prenda amarilla en solidaridad con los presos políticos. ¿Si fuera así hubiesen legitimado la agresión? Es evidente que sí, porque son miembros de una escudería que prohíbe el voto, vomita dossieres contra los enemigos políticos, encarcela a representantes del pueblo, niega la democracia, tiene a la policía para agredir impunemente al que quiera votar, cuentan con papá Europa para tachar de utópico a cualquier proyecto popular y encima cuentan con un Rey ilegítimo que aplaude los palos.
Así son las cívicas y democráticas huestes de Albert Rivera, muy nervioso porque el ganso de "La España que madruga", cuando él se levantaba a las dos en la etapa del máster, le quiere adelantar por la extrema derecha.
El día que a la izquierda le de por hacer auto crítica y preguntarse donde han ido sus votantes (porque asumir que ahora votan derecha y cada vez más extrema, imposible) será tarde.
ResponderEliminarY no, no lo digo como si fuera algo malo...
xD