Gregorio Morán ha dimitido como columnista del portal unionista Crónica Global tras haber sufrido un acto de censura: "Mi artículo del último sábado de julio fue prohibido. Me engañasteis al decirme que ese día no saldrían artículos de opinión y ahora me entero por ti que ni fue publicado ni lo será. En Cataluña hemos pasado de la dictablanda de Pujol a la de La Caixa y La Vanguardia del Conde de Godó. No hemos avanzado mucho salvo en desvergüenza. Es significativo que el artículo censurado se titule "De la miseria del gremio"", escribe.
El autor de 'Miseria y grandeza del Partido Comunista' escribía en el censurado artículo sobre los Godó y su último fichaje, Josep Piqué. Xavier Salvador, director del portal asociado con El Español, se defiende a su manera: "Compruebo Gregorio que tu mensaje de despedida apela a una falsa dignidad profesional para esconder la indignidad personal que supone quebrar un pacto entre colegas. Sólo tú y yo sabemos que eso ha sucedido. Cuando te incorporaste al medio que dirijo te concedí absoluta libertad para opinar semanalmente, cosa que has hecho en 42 consecutivas Sabatinas intempestivas. Te pedí, eso sí, que tras ser despedido de La Vanguardia no usaras tus columnas para llevar a cabo un ajuste de cuentas con tu antigua casa y sus propietarios, menos todavía al existir un contencioso laboral abierto. En el contrato suscrito para iniciar la relación firmaste una cláusula, la séptima para que puedas localizarla raudo, en la que se decía que el único límite a tu libre de expresión era que tus artículos no fueran “en detrimento de la imagen y reputación de la empresa [editora]”, en este caso de Crónica Global".
Y añade: "El artículo era un ajuste de cuentas periodísticamente navajero, una especie de resabiada respuesta a la vista judicial que habías tenido unos días antes y de la que, al parecer, no saliste muy satisfecho. No sólo irradiaba odio contra tu antigua casa y sus gestores, sino que estaba repleto de imprecisiones factuales, incluso históricas (como te aclaré en nuestro reciente almuerzo de finales de agosto), y de insultos y descalificaciones gratuitas contra personas (colegas tan respetables y dignos como tú o yo) que en su día decidieron que dejaras de escribir en aquel diario. No soy jurista, pero apostaría el importe que cobrabas por un sabatina a que, de haber sido denunciado, las posibilidades de éxito eran altísimas".
No hay comentarios:
Publicar un comentario