Elecciones mediáticas





Los partidos políticos encaran el 28-A, fecha en la que se decidirá el nombre del huésped de La Moncloa. Dos formaciones cotizan al alza: el PSOE, que apostó por el adelanto electoral, y Vox, resurrección de la extrema derecha tras años cobijada bajo el paraguas del PP.

Los otros cuadro bloques están desanimados: Pablo Casado pretende que la sangría electoral que se le presume la compense el crecimiento de sus socios, tal y como ha sucedido en Andalucía. Ciudadanos quiere mantener posiciones después de que la moción de Sánchez le pillase a contrapié y el crecimiento de Vox haya diluido sus esperanzas de alcanzar el poder.

Unidas Podemos espera el llamamiento a remontada con el regreso de Pablo Iglesias. Y los partidos nacionalistas están divididos: el PNV sigue cómodo, ERC tiene buenas previsiones y los herederos de CiU buscan encontrar su sitio en pleno juicio a los presos políticos. ¿Golpistas? Los que mantienen viva la llama del 18 de julio y del 23-F, Vox.

Trapos en el balcón

En 2015 y 2016 los españoles fueron a las urnas con un clamor popular: los políticos tenían que regenerarse y la izquierda llamaba a proceso constituyente. Pero el Sistema se ha defendido: el 28-A la clave es el nacionalismo, guerra de banderas entre Madrid y Barcelona que ha sacado la agenda social del calendario para alegría del fascismo, degeneración del capitalismo según Lenin. Están felices las derechas españolistas y catalanas, que han recobrado fuerzas tras expoliar la caja común y legislar en contra de sus ciudadanos.

El PSOE de Iván Redondo, "limpiando Badalona", se la juega con cinco argumentos: 

-De Pedro Sánchez se dice que no tiene escrúpulos, pero ha dado dos portazos por principios: en 2016 para no apoyar a Rajoy y en 2019 para no aceptar las exigencias independentistas. Con eso juega Iván Redondo, que pretende utilizar la guerra sucia contra sus rivales políticos, tal y como ha desvelado El Mundo. 

-El voto femenino: el PP y Ciudadanos han contaminado su discurso con Vox, que en vez de imitar a Le Pen y cargar contra Felipe VI o el Ibex ha apostado por señalar a falsos culpables de la crisis: los musulmanes y las mujeres maltratadas.

-Catalunya: Pedro Sánchez abrió el diálogo tras años de inmovilismo marianista y ahora quiere cobrarse los frutos. Él no quiere que los presos políticos sean condenados por rebelión y lo ha dejado ver. Él dice ser un demócrata, pese a que ni se ha atrevido a revertir la Reforma Laboral del PP, ni ha publicado la lista de evasores de impuestos, ni ha acabado con la Ley Mordaza.

-Vox: el miedo a la ultraderecha. Con ese factor juega Iván Redondo, que copia el cuaderno rojo de Pedro Arriola que dice que la derecha española no gana las elecciones porque cuando se pone gritona ahuyenta al centro.

-Pactos: el PSOE sumaría con Unidas Podemos según el CIS. Pero la encuesta no se la cree ni Tezanos. El plan real pasa por un apoyo de Rivera, que en 2015 vendía que no apoyaría ni por activa ni por pasiva a Rajoy, que en 2016 hizo la campaña en Caracas, que en 2014 se presentaba como socialdemócrata, que en 2019 se presenta como liberal y que en 2008 se presentó junto a la extrema derecha a la que hoy dice combatir y con la que pacta en el sur. Cuatro años de 'gobierno bonito' PSOE-C's, que imposibilitarán la regeneración para alegría de Ibex-35. Sánchez y Rivera quizás tengan que olvidar el dardo del máster. Estabilidad, lo llaman.

¿Y los medios? 

En 2015 se presumía un derrumbe de la socialdemocracia, pero cuatro años después todas las encuestas sitúan al PSOE como primera fuerza. De confirmarse los pronósticos, Pedro Sánchez lograría el primer triunfo estatal para Ferraz en once años.

Hace tres años Sánchez caía, El País lo tildaba de "insensato sin escrúpulos", los comisarios políticos del PSOE en RTVE apoyaban a Iglesias y La Sexta mantenía un pulso público contra el secretario general porque se negaba a sentarse ante Ferreras o Ana Pastor.

Pero en 2019 El País y la SER apoyan sin ambages al PSOE, RTVE está en manos de Fran Llorente y La Sexta parece haberse reconciliado con Ferraz. El PP de Pablo Casado recibirá la simpatía de La Razón y El Mundo, y Ciudadanos cuenta con la complicidad de El Español, OK Diario y El Confidencial.

¿Y Vox? Están dopados con Catalunya y dicen estar ayunos de medios, pero 'Espejo Público' tiene en nómina a Carlos Cuesta, Gonzalo Bans, Roberto Centeno y Cristina Seguí. Santiago Abascal cuenta con el apoyo de unas redes bien trabajadas y se aprovecha de la infecta endogamia entre la política y el periodismo que posibilitó la llegada de Trump a la Casa Blanca porque los ataques de los medios no resultaban creíbles.

La ultraderecha racista y machista que lidera Abascal cuenta con el apoyo de varios líderes de opinión: Federico Jiménez Losantos, Alfonso Ussía, Hermann Tertsch, Bertín Osborne, Luis del Pino, Sánchez-Dragó, Antonio Burgos, Javier Negre, Emilia Landaluce y Felipe VI.

¿Podemos? 

Podemos es el único partido estatal que no está dentro del bloque monárquico, secta que va desde el PSOE de Pedro Sánchez, que presume de ser íntimo de Felipe VI, hasta Vox. El partido de Pablo Iglesias está lastrado por algunas guerras internas, aunque las dos claves de su caída en las encuestas son Catalunya y los medios.

El tema catalán los sacó hace dos años de las tertulias y ahora se rebelan contra algunos medios por su invisibilidad: "Ya van tres fines de semana que no salimos en los informativos de Telecinco y Antena 3. Parece que se quiere silenciar a la tercera fuerza política en este país, que representa a más de 5 millones de personas. ¡Esto no debería de ocurrir en una democracia avanzada!", señalaban.

En el tema mediático Iglesias, experto en el ramo, ha demostrado una miopía patética: está en nómina de Roures para el que realiza espacios menos visto que un vulgar youtuber, se fió de unos aliados mediáticos que ahora no le cogen el teléfono, Sánchez se la jugó con RTVE, Nacho Escolar ha cambiado el morado por el rojo socialista y Vasile canceló 'Las Mañanas de Cuatro'.

¿Resultado? Podemos está en mínimo de apoyos mediáticos pese a haber demostrado en Madrid y Barcelona una gestión que deja a los gallardones y trías a la altura del betún. Pero los medios callan sus aciertos a la hora de recortar deuda y de democratizar las instituciones.

El partido que lidera Iglesias, entre el capricho y el autoritarismo interno con Monedero de perro de presa, debe aparcar el tono victimista y comenzar a comprender que su fuerza debe ser utilizada en tejer una red de medios comprometidos que no se achanten ni ante la monarquía ni ante Catalunya. El resto son errejonistas y otros subproductos de la izquierda pop que ahora ofrecen reformismo rojigualdo cuando ayer clamaban a favor de ejecutar la revolución pendiente.

Para el 28-A existen dos opciones: el bloque monárquico, del PSOE a Vox, y el bloque republicano, de Unidas Podemos a EH Bildu. El resto es teatro.

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