Toca revisitar el 11-M sin Pedro J. ni Losantos

La derecha política encarnada en el PP mostró su falta de escrúpulos entre el 11 y el 14 de marzo de 2004 al mentir de forma vomitiva para ganar unas elecciones que perdió tras quedar claro que las "dos vías de investigación" de Acebes y la campaña de manipulación orquestada por Aznar desde La Moncloa eran una infamia.

Tras la debacle electoral del los populares, enfangados ante la opinión pública con Irak, el Prestige y el Yak-42 mientras saqueaban España, la derecha mediática liderada por Pedro J. Ramírez y Federico Jiménez Losantos mintieron hasta la náusea, afirmaron que jueces y guardias civiles habían diseñado pruebas falsas y quisieron convertir a Jamal Zougam en nuestro Dreyfus antes de que lo pillasen inmerso en una red yihadista cuando estaba encarcelado por el atentado.

Pruebas

Ayer el heredero de Aznar, Pablo Casado, y los propios Federico y Pedro quisieron vender como aciertos pretéritos lo que confirma sus falsedades y demuestra que las carencias de los autores intelectuales del atentado los borraron ellos con sus orquestas mondragones y sus ácidos bóricos que eran un desodorante que la COPE y El Mundo no se aplicaron.

Moncloa.com ha destapado unos audios en los que se evidencia que en el 11-M pudo haber participación de los servicios secretos franceses y marroquíes. No es lo que decían ni el PP, ni El Mundo, ni COPE, cuyos herederos, Casado, El Español y Es Radio, ahora se quieren apuntar a una fiesta de la verdad que ellos contribuyeron con sus patéticas conspiranoias a difuminar.

En el 11-M pudo haber implicación de servicios secretos que remató Al Qaeda. Algo parecido pudo ocurrir cuarenta años antes, cuando Aragala voló a Carrera Blanco a unos metros de la embajada americana. La justicia, la prensa y partidos regeneracionistas como Podemos deben apostar por investigar el 11-M y no quedarse en que el PP mintió, que es algo que sabemos hace quince años y que ayer confirmó con redundancia El País con una entrevista intrascendente a Sánchez Manzano. Toca revisitar el 11-M, a ser posible sin la derecha mediática y política. Pero, guste o enfade, toca volver.

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