Ana Patricia Botín todavía se está secando el traje de saliva que le regalaron ayer Jesús Calleja y Paolo Vasile, que emitió anoche por varios canales el anuncio más caro del año. La banquera quiso dejar claro que el aventurero leonés la convenció para viajar a Groenlandia, cuando en realidad fue ella la que pidió el masaje.
La mandamás dominguera del Santander también paseó a su marido Guillermo, hubiese sido más interesante ver al pobre Javier Monzón en traje de montaña, reconoció que tuvo sus más y sus menos con Emilio Botín (bien lo sabe Jesús Cacho), y quiso ablandar al espectador con recuerdos de un aborto y de la supuesta presión a la que la sometió ETA.
Ana Patricia desplegó un hipócrita discurso ecofeminista, incompatible con el capitalismo salvaje que practica, y aseguró ni corta ni perezosa que hay que dejar de financiar y producir carbón, todo ello a pesar que el Santander es uno de los bancos que más dinero presta a los productores de carbón.
Es una pena que la banquera no se acordase de María Sánchez del Corral, que según Voz Pópuli iba a casarse con su padre cuando al banquero lo hallaron muerto. Sánchez del Corral ya no está en Telefónica, puerta giratoria que le abrió Alierta y heredó Pallete tras ser destituida por Ana Patricia. ¿Cantará la gaviota? Tiempo al tiempo.
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