Estrenó ayer Movistar una porquería llamada 'La línea invisible', que es un subproducto aplaudido de forma unánime por la crítica digital (esa que no ve serie nacional mala), por Vox y por la chusma que se cree que 'Patria' es un producto digno de leer.
Telefónica decidió hace tiempo llevar sus contenidos hacia la extrema derecha, véase la rectificación obligada de Buenafuente ante ABC o la censura a un monólogo de Iggy Rubin en 'La resistencia'. Y es evidente que con esta ficción firmada por Mariano Barroso vuelve a confirmar la dinámica neocon.
Equidistancia
'La línea invisible' es una serie equidistante que equipara al Régimen fascista con los antifascistas que se la jugaban por tumbar la dictadura. Barroso se queda en un lugar cómodo para la amnésica sociedad actual: el relato dice que algunos los esbirros de Franco torturaban y que unos fanáticos se pasaban de la raya (o de la línea).
Es decir, los golpistas del 18 de julio que provocaron medio millón de muertos, colaboraron con Hitler e instauraron una dictadura infecta de cuatro décadas (en la que hubo siete ministros que pusieron en pie el PP, que sabe mucho de golpismo y asesinatos), están al nivel de unos jóvenes que se la jugaron para que el tirano no muriese en la cama.
La legítima defensa del pueblo vasco, conquistado hace cinco siglos, se queda en una parida caprichosa de unos yuppies. Porque 'La línea invisible' trata igual al agresor, el Régimen fascista, que al agredido. Y así es imposible que salga un producto decente.
Leer más: Movistar quiere desactivar la bomba de 'Patria' con 'La línea invisible'.
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