La "correlación de debilidades" que fue la Transición, franquistas jubilando las camisas viejas bajo la tutela económica de Estados Unidos y rojos volviendo del exilio tras renunciar al marxismo y a la República, siempre provocó cierto escozor entre algunos prebostes de la derecha política.
Es esa derecha que reía a Vizcaíno Casas, "las autonosuyas"; es esa derecha que dice que apoyó la Constitución cuando casi la mitad de los diputados de Alianza Popular no votaron a favor; es esa derecha de Aznar, que escribía en su adolescencia artículos críticos contra la Constitución; es esa derecha del PP, que alardea de pedigrí democrático a pesar de haber sido fundado por siete ministros de Franco (ese al que hay que olvidar, aunque ETA se recuerde a diario).
Es ese PP, antes AP, que se opuso al aborto, al divorcio e incluso que no votó a favor de la parte política de los 'pactos de la Moncloa', aunque siempre hayan alardeado de ser un 'partido de Estado' (lo que no están siendo en las últimas horas ante el estado de alarma).
Primer round: patrimonialización del Estado
Existe una parte de la derecha que prefiere una España rota que roja. Es esa misma derecha que no puso el grito en el cielo cuando el PSOE indultaba a los golpistas del 23F, porque quizás para ellos el único golpista es Carles Puigdemont (aunque los únicos golpistas sangrientos del último siglo en España hayan sido los dictadores ultraderechistas Miguel Primo de Rivera y Francisco Franco).
Y la 'derecha democrática' pasó las de Caín cuando el PSOE comenzó a coleccionar mayorías absolutas tras absorber todo el voto del centro-izquierda. Y es que ellos se dividían en mil trincheras (PP, CDS, PDR y los restos de la UCD nutriendo a variados regionalismos).
Hasta que llegaron los noventa y el Partido Popular se convirtió en alternativa a Felipe González, lastrado por la corrupción y los crímenes de Estado. Pero ni por esas el PSOE se desgastaba lo suficiente y fue cuando algunos periodistas, tal y como relató Luis María Anson, traspasaron las líneas rojas.
"Para terminar con González se rozó la estabilidad del sistema", reconoció Anson, que fue uno de los que aplaudió el nacimiento de la APEI que presentó en el verano del 94. PRISA los bautizó como "sindicato del crimen" y ellos, que se decían independientes, se vistieron de corto en la Marbella del esplendoroso Gil, ese al que la derecha le reía las gracias porque tenía el mismo libreto antigubernamental que otro 'caído' por los rojos, Ruiz-Mateos. Por cierto, la COPE y El Mundo estaban en la operación...
Segundo round: el 11M
En 2004 el PSOE gana las generales y la derecha política y mediática, alicaída por el Prestige, Irak y el Yak-42, se marcha a la oposición radicalizándose. Y Rajoy se pone a escuchar el alarido mediático que decía que el 11M era una creación de la Guardia Civil, los servicios secretos de Marruecos y ETA para echar al PP del poder.
Y el PP agría su discurso: se opone a la ley de matrimonios entre personas del mismo sexo, compartiendo pancarta con Rouco Varela; y comienza a poner palos en las ruedas en la negociación del final del conflicto vasco.
Rajoy años después iría a bodas de gais y seguiría la misma táctica de Rubalcaba respecto a ETA, pero la cuestión era tumbar al PSOE con cualquier excusa. Y se tumbaron ellos: el PP perdió en 2008 con el mismo salero que perdieron en el 1993, en ambos casos tras desoír a Pedro Arriola, gurú que sostiene que la derecha en España no gana las elecciones: las pierde la izquierda. Por cierto, la COPE y El Mundo estaban en la operación...
Tercer round: el coronavirus
La derecha ha estado 'de prestado' en la Moncloa entre las europeas de 2014, en las que los aires del 15M entraron en la política española, y la moción de censura de 2018. Solo el pavor de los barones del PSOE hacía Podemos y la ambición de Iglesias, ciego por sorpassar a los socialistas, impidió un pacto que se comenzó a articular hace dos años.
Desde entonces ha habido cinco citas en las urnas y la derecha, reconvertida en 'trío de Colón', las perdió todas. Aun así presionaron a Teruel Existe e invitaron al transfuguismo a muchos diputados para impedir la vuelta de los 'malvados comunistas' al poder.
Algunos periodistas que rara vez discrepan de las ocurrencias de Vox comenzaron a tejer una estrategia antigubernamental. Y este hecho es curioso: porque el 20 de febrero de 2020, cuando la derecha ahora dice que estaba pidiéndole al 'irresponsable' de Sánchez que frenase el coronavirus, Javier Negre y otros colegas estaban poniendo en pie la Asociación de Periodistas y Analistas por España (APAE).
La APAE, remedo de la APEI, nacía sin una sola referencia a una crisis sanitaria que comenzaba a hacer estragos en Italia. Porque la cuadrilla que lideraba Negre surgía "en defensa del Estado de Derecho, la Constitución y la unidad de España", argumentos averiados de la derecha.
Eso sí, ahora Javier Negre esconde el invento porque no encaja en sus planes actuales mientras intenta ocultar que él mismo estaba sin mascarilla en las manifas feministas del 8M.
De la APAE al 'Estado de alarma'
Los mismos comunicadores alarmadísimos hace dos meses por la desintegración de España, vaya ojo, son los que pusieron en pie el espacio youtuber y antigubernamental 'Estado de alarma', alicaído por el "Merlos Place".
Algunos de estos periodistas apuestan por el "apocalipticismo", convierten cualquier medida social en comunista (no deben ver lo que pasa en EEUU), han tachado de totalitarias medidas sobre seguridad que aplaudían cuando las sacaba adelante al PP, han denunciado las trolas de RTVE mientras sus jefes publicaban bulos de la Junta de Andalucía a cambio de dinero; y han cargado contra la Comunicación de Sánchez cuando callaban ante el plasma de Rajoy. Por cierto, la COPE y El Mundo están en la operación...
Santísima trinidad
Es evidente que ese dream team conservador se niega a esperar la próxima cita en las urnas, 2023, y quieren que el PP y Vox se hagan el poder a cualquier precio. Los mismos que decían que en febrero debía estar todo cerrado ahora utilizan el enfado de la hostelería para abrirlo todo en mayo.
Las intenciones de esta derecha es aplicar 'la doctrina del shock', o sea, aprovechar tragedias para volver a la Edad Media (tendremos que vivir de los donativos de millonarios, que ahora en vez de pagar por poner marcas de su empresas cuelan sus caras pagando máquinas sanitarias con la décima parte de los impuestos que esquivan).
Para ello la ciudadanía deberá renunciar a sus derechos laborales, todos repartiremos pizzas en bicis sin asegurar, la globalización ayudará a igualarlo todo por abajo para competir en libertad, así llaman a la 'neoesclavitud', y nuestros tataranietos coserán escayolados a los trece años para alegría de la santísima trinidad: el Ibex35, Génova 13 y Zarzuela.
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