María Casado, Màxim Huerta y otros chicos del montón

Televisión Española sigue haciendo aguas en su franja matinal y para intentar frenar una dinámica peligrosa ha decidido apartar para la próxima temporada a María Casado de 'La mañana de La 1', magazine que pasa a manos de la meteoróloga Mónica López, y no renovar a Màxim Huerta, que se queda sin 'A partir de hoy'. 

Ambas decisiones parecen lógicas: Casado no había conseguido imprimir un carácter propio un magazine que al había mejorado en calidad sin los disparates diarios de Mariló Montero, y el magazine de Huerta era una frivolidad malasañera pensada para no molestar a la caverna (que podía preguntarse, con razón, si era lógico que TVE se utilizase de puerta giratoria para el exministro de Sánchez).

Lo que no parece lógico en RTVE es que un personaje fatuo e ineficaz como Rosa María Mateo siga convirtiendo a la Corporación en el felpudo del PSOE; que el único objetivo de ese comisario político llamado Enric Hernández sea hacer feliz a Iván Redondo; y que la derecha mediática, callada ante la fascistadas de la anterior dirección, ahora diga que les importan mucho los medios públicos.

Esa misma caverna callaba cuando sus amigachos políticos manipulan, saquean y cierran empresas públicas. Y es una pena, pero la mayoría de la 'izquierda del Pirulí' está demostrando que para ellos RTVE es un ring partidista y no una herramienta de servicio público a conservar.

Los 'Viernes negros' han dado paso a los 'lunes silenciosos', que se lo digan a esa veleta socialdemócrata cercana al poder progre llamada Nacho Escolar ('nuevo Juan Luis Cebrián' que asegura que el correo que le enviaron a Willy Bárcenas fue un lapsus, ja).

Y de esos silencios se salvan grandísimos profesionales como Xabier Fortes, Begoña Alegría, Almudena Ariza, Fran Llorente o Carlos Franganillo, que miran con asco a la cantidad de oportunistas que hace años decían defender la independencia de RTVE (cuando el interés de estos era defender al PSOE).

Es una pena, pero RTVE se ha convertido en un imán para oportunistas y en un abrevadero de lo peor de la industria audiovisual: la banda de Nummaría ('Cuéntame cómo pasó') y los desagradables enemigos millonarios de los becarios ('Masterchef').

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