Javier Negre analizó ayer en 'Estado de alarma' su despido de El Mundo. El periodista andaluz, visiblemente cariacontecido, comparó su salida del periódico con el mítico despido de Steve Jobs en Apple.
También aseguró que El Mundo, convertido desde el ascenso de Paco Rosell en un altavoz del argumentario más apolillado de la derecha española, se ha alineado "con la izquierda radical y el independentismo".
Delirios de grandeza
Negre cargó contra el tándem Rosell-Galiano, desmenuzó su despido sin inmdenización (eterno sueño de los españoles proyankees), emparentó su caída con otras salidas de El Mundo que nada tienen que ver con ideología (la de Dragó, que cobraba la palabra a miles de euros), y se erigió como víctima del poder al asegurar que Unidad Editorial lo ha echado porque se atrevió a denunciar en un tuit la obscena campaña gubernamental sobre la crisis sanitaria.
El tertuliano de Telecinco lanzó una amenaza velada al periódico que le hizo famoso al asegurar que está ultimando un libro que quizás se convierta en una imitación apresurada y amarilla de 'El director'.
Libre
Negre alardeó ayer de tener muchos seguidores en las redes, afirmó que es "muy querido" por los lectores del diario de Unidad Editorial, desveló que cobraba "una pasta", admitió que ha sido censurado por el periódico y aseguró que se quería ir de El Mundo (ya hizo lo propio cuando le echaron de 'Todo es mentira').
El impulsor de 'Estado de alarma' vuelve a articular un débil andamiaje argumental en el que mezcla sectarismo político, delirios de grandeza, medias verdades y versiones mutantes. Al tertuliano de Ana Rosa, que le gusta ir de perseguido político, a veces parece que se le olvida que las escasas simpatías que se le dispensan en muchos ámbitos nada tienen que ver con sus filias con Vox.
Y es que este cronista de sucesos reconvertido en el youtuber favorito del partido de "la paguita" se ha dedicado a escribir sobre los chicos que le gustaban a Diana Quer, a publicar que en Ermua decían que que la novia de Miguel Ángel Blanco se había liado con Carlos Iturgaiz, a pegarse con Ángel Garó en la telebasura o a soltar, sin una puta prueba y sin que fuera verdad, que Xabi Alonso cambiaba Madrid por Alemania porque su novia estaba harta de sus infidelidades.
También se ha dedicado a publicar sin autorización una entrevista a una mujer maltratada por el asesino de Cuenca, a robar una fotografia del muro de Facebook de esa misma mujer para publicarla en El Mundo sin su constentimiento, en insinuar que Diana Quer se había largado de casa porque no tragaba a su madre, en irse con cámaras a una manifestación del 8M para soltar que el feminismo provoca que haya "niñas de 13 años odiando al hombre sólo por el mero hecho de serlo", y en tener la capacidad de publicar "Los nueve maestros de la infamia", reportaje en el que mostró las fotos de unos profesores catalanes a los que acusó de humillar a los hijos de guardia civiles.
Cuando la justicia demostró que ese reportaje era una trola que buscaba señalar a ciudadanos inocentes, Negre ni siquiera tuvo la dignidad de pedir perdón. Ahora, que dice que quiere que 'Estado de alarma' sea su nuevo "modo de vida", lo que pide es dinero. Y lo conseguirá porque comparte tres características con los predicadores que circulaban hace veinte siglos por Galilea: tiene pocas ganas de agachar el riñón, no se amilana a pesar de la incredulidad que genera y se ha aprendido un cuento chino que está dispuesto a dosificar.
Patada adelante y a seguir
A Negre, segunda víctima del 'Merlos Place', se le agota su discurso victimista. Y es que su amarillismo le está granjeando enemigos incluso en algunos medios cuya ideología se encuentra a la derecha de Atila (Trece, COPE, la nueva Canal Sur o El Mundo, diario contra el que competía desde Youtube a pesar del estupendo sueldo que se embolsaba en el periódico).
El excuate de Alfonso Merlos puede disfrazarse de outsider, pero es evidente que lleva meses orillándose hacia el radicalismo: en febrero coordinó un sindicato periodístico que decía defender una Constitución de la que solo se sabe el artículo 155.
Este proyecto, apoyado por Cárdenas, Cake Minuesa y Girauta, derivó en marzo en la creación de un canal online, apoyado por Rosa Díez, Juan José Padilla y Enrique San Francisco, que puede ocupar el espacio que dejó el frikismo carca de Intereconomía o el terraplanismo del tándem Losantos-Ramírez, 'dúo cómico' que insinuaba que la Guardia Civil estaba detrás de los atentados del 11M.
Negre, lo quiera ver o no, se ha convertido en un personaje que beneficia al Gobierno central. Y es que el Ejeuctivo está feliz porque sus errores son cubiertos por el radicalismo de personajes como este, que llamaba a María Patiño para que citase en 'Socialité' a 'Estado de alarma', que se peleaba con Alfonso Merlos por algunas chicas y que con su torpeza va a convertir en estéril su discurso ideológico.
Este señor debiera saber que ha cometido tres errores gravísimos en siete meses: no debió esconder la cabeza cuando sus adversarios políticos lo linchaban por una condena que era menos 'grave' de lo que algunos decían, no debió lanzar un canal de Youtube siendo directivo audiovisual de un periódico que cuenta con un canal en Youtube y no debió jugar con el fuego de 'Sálvame', al que le filtró un vídeo y algunos chismes, sin saber que ese akelarre rosa lo iba a convertir en un sujetado despechado por las calabazas de Alexia Rivas que dirigía un proyecto amateur al que se le cuelan chicas semidesnudas.
El PP, si no pone tierra de por medio ante este trumpismo de las JONS, seguirá regalando el centro del tablero político a unos 'peligrosos comunistas' que son más demócratas que algunos compinches mediáticos de los socios de Casado.
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