La misma prensa que calló cuando el Partido Popular utilizó a las cloacas del Interior y a servidores públicos para manchar con porquería fake a Podemos, que lleva seis años incomodando al establishment patrio, ahora hiperventila porque Pablo Iglesias simplemente se defendió del linchamiento al que le estaban sometiendo.
La misma prensa que miró para otro lado con la ley mordaza ahora dispensa carnés de demócratas. La misma prensa que tragó ante las declaraciones en plasma de Rajoy, al que ABC ayudaba en las ruedas de prensa, ahora sobreactúa porque dicen que el Gobierno no es plural a nivel mediático.
La misma prensa que calla ante la corrupción borbónica, que llena de inmundicia a Campechano y empuerca a Felipe VI, ahora nos vende moralina sobre lo malo que es Pablo Iglesias, que busca impulsar una reforma fiscal que molesta a los anunciantes y accionistas de los tiranosaurios de papel.
La misma prensa que filtró basura cloaquil para beneficiar a un partido que se dedica a robar ahora fiscaliza al malvado de Iglesias, que sabe que esa prensa no le ataca por un repentino ataque de democratitis.
Le atacan porque es rojo, porque está orgulloso de ser rojo, porque ha llegado al Gobierno tras demostrar que es más listo y trabajador que toda la basura bipartita junta y porque está abordando asuntos, en materia económica principalmente, que ayudarían a alcanzar una justicia fiscal perjudicaría a toda esa chusma del papel bancario que padecemos. No cuela, reyes...
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