Muchos de los juntaletras madrileños andan revueltos porque no saben por dónde les pega el aire tras el estreno de 'Patria'. Y es que cuando hablan de "terroristas" omiten a los terroristas gubernamentales del GAL. Y cuando hablan de "víctimas del terrorismo" omiten a las víctimas del gubernamental GAL.
Quizás deberían repasar la historia cuando escriben. Porque parece que lo hacen como si creyeran que la banda terrorista fue la unión de un grupo de sanguinarios que nació por generación espontánea. ETA, guste más o menos en Madrid, fue la legítima defensa popular vasca ante una vomitiva dictadura fascista nacional-católica.
Esta tiranía surgió de un golpe de Estado perpetrado por el nacionalismo español con la ayuda del nazismo alemán (causantes de un conflicto bélico que provocó medio millón de muertos).
El hegemónico e idiota pacificismo actual, ese que no se entera de la violencia estatal ni mira la historia para saber cómo se conquistó la jornada de ocho horas, debería conocer cómo era la España de los años cincuenta, cuál fue la persecución cultural a la que se sometió al pueblo vasco y qué receta se dispensaba a los que no demostraban su afecto al Régimen sangriento rojigualdo.
ETA
De ETA se puede decir que se equivocó al pasar de matar a esbirros del fascismo a la población civil y que erró al eternizar el conflicto vasco durante más tiempo del aconsejable. Pero lo que no se puede omitir es que la banda nació como un batallón bélico que salía en defensa de uno de los dos bloques del conflicto vasco.
El torpe Fernando Aramburu, rico en la vejez tras haber plagiado tramas del libro de Iñaki Rekarte y tras haberse dejado premiar por el Gobierno de Rajoy, construye un relato acorde a la necesidad de los herederos del 18 julio, mucho más golpistas, violentos y nacionalistas que los de ETA.
Que los pardillos progres madrileños compren el relato de muchos fascistas, que ahora quieren ganar el relato e impartir lecciones de democracia, demuestra en qué nivel cultural está el periodismo pop malasañero.
Que el partido que fundaron siete ministros del Franco, el PP, y el partido de la cal viva, el PSOE, miren por encima del hombro a Euskal Herria Bildu, que es menos presentable en Madrid que los terraplanistas de Vox, demuestra en qué nivel está la política estatal.
Que en España representantes públicos como Terstch o Cayetana quieran convertir en terroristas a heroicos luchadores antifascistas, véase el caso del padre de Pablo Iglesias, demuestra que la derecha política española, xenófoba a pesar de los padres de los citados y lacaya ante el trumpismo colonialista, sigue en el siglo XIX.
Es muy decepcionante que Aitor Gabilondo lleve a televisión un basuriento relato que no es que haga equidistancia entre el sanguinario Régimen de Franco y un grupo de jóvenes que tenían la obligación moral de jugarse la vida contra la opresión de su pueblo: es que 'Patria' convierte a los miembros de ETA en unos sanguinarios que, muy de vez en cuando, sufrían que a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado 'se les iba la mano'. No cuela...
Olvido y perdón
La prensa madrileña no se entera que el Estado español sigue ejecutando una inhumana política penitenciaria de dispersión de presos vascos contraria a los derechos humanos y que la justicia española sigue persiguiendo ideológicamente a miembros de la izquierda abertzale a pesar de que Estrasburgo acostumbra a dejar en ridículo a los magistrados ibéricos.
Esa derecha mediática que inventaba sobre el 11M y decía que ZP le iba a regalar Navarra a ETA puso hace unas semanas el grito en el cielo al ver uno de los carteles promocionales de 'Patria', que por mucho que se vista de serie no deja de ser una basura literaria a la altura del nivel moral de los chicos de Berlusconi, Mediaset, y de los yankees que no pagan impuestos en España a pesar de su interés por reescribir su historia, HBO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario